miércoles, 17 de septiembre de 2008

Eau de calentor



Hoy en día no se vende apenas ni un puñetero disco. Es otra época y ahora con internet es fácil tener acceso a cualquier disco de cualquier artista por muy rebuscado que sea y gratis, que es lo que más nos gusta, si te empeñas.

Las compañías de discos buscan las más variopintas formas de promocionar a sus artistas para poder vender unos pocos ejemplares de sus productos, desde colgar su disco gratis en la red, poner una canción en un reality o regalarlo con la compra de un móvil.

Hace unos pocos años, cuando no teníamos internet, las formas de promoción eran bien distintas: anuncios por la tele, algún que otro programa musical y la radio, sobre todo porque antes sí ponían música, no como ahora que sólo ponen “oldies”.

Las compañías parecían que se esforzaban un poco más en el formato del producto que ofrecían. Ahora hay ediciones de lujo a los 2 meses de haber sacado el mismo disco en edición normal.

He conocido ediciones de discos que cuando los veías, decían “llévame contigo”, como discos metidos en cajas que simulaban cajas de supositorios (Spiritualized “ladies and gentleman we are floating in the space”), discos en sacos antiguos de café de tela (Gomez – “bring it on”). Pero uno que me llamó la atención y que por supuesto me compré fue el “Like a prayer” de Madonna (de 1989). El motivo: venía impregnado de pachuli.

¿Y qué coñó era el pachuli (en 1989)?, ¿a qué olía?

Por aquella época Madonna estaba atravesando su etapa hipi-mística, justo antes de su etapa más putón-verbenero-mecepillotodoloquesemueve del “Erótica”, el libro “sex”, etc.

En la promoción de ese disco se contaba que como Madonna se había vuelto más recatada, más flower-power y más buenrollista. Se había reconciliado con su familia y que había superado el trauma de la muerte de su madre, su divorcio, etc. Por ello impregnaba todo lo que le rodeaba de pachuli, que le daba buen rollo que te cagas. Con el pachuli entraba en otro mundo, e iba a impregnar todos los ejemplares de su nuevo disco con esa fragancia.

¿Cómo no me iba yo a comprar ese disco y descubrir otros mundos embriagadores?

Me pedí el disco al discoplay, y a los 15-20 días estaba en mi salón con todas las ventanas cerradas para que no se escapara ese aroma nuevo venido de los Estados Unidos.

Total, que abro el plástico que lo envolvía, acerco la napia al cartón, inspiro fuerte y....oooooohhhhhh!!!, el pachuli huele a cartón nuevo, ....a hojas de papel couché nuevas, ...oohhhh!! qué olor!!.

Bueno fue un poco decepcionante, pero por lo menos con el tiempo cuando descubrí el verdadero olor del pachuli, me alegré de que aquel disco no oliera a esa mierda de los puestos de los moros.

Y lo que si me recuerda ese disco cuando lo veo es el olor a nuevo y, sobre todo, el tener su funda en las manos y ojearla mientras lo escuchaba, cosa que hoy ya no pasa.



1 comentario:

María José dijo...

Q fuerte me parece! Como q..."¿Y qué coñó era el pachuli (en 1989)?. "Q ofensa para nosotros los "sabinistas"...!! Claro...es lo típico q suele pasar a los q creen q "la música" la hacen los "americanos" y q sólo son "temazos" los "guachusleis" ...

RULETA RUSA. 1984. NEGRA NOCHE. J.Sabina.

Negra noche, no me trates así,
negra noche, espero tanto de tí.
Noche maquillada, como una maniquí,
noche perfumada con pachulí, con pachulí...